Esta tarde ha sido duro. Aceptar que hayamos recorrido juntos un trayecto de autobús de cerca de media hora- sin dirigirnos si quiera un saludo-, y que esa misma persona que se sentaba junto a mí era alguien que hace unas semanas me sonreía y me saludaba por mi nombre. Verlo como la imagen de lo invisible, de un cuerpo trasparente que cruza el umbral de una puerta y que se aleja, sin ser capaz de ver nada, de reconocer.
La vida ha cambiado; he aceptado que el olvido haya despedido al tiempo que creía mío. Aceptar que junto a mí, permanece el perfil helado de un rostro que era conocido. Un rostro que reconozco y al que estoy obligado a no reconocer. Contener el aliento, sentir un nudo en el estómago, tomar nuevamente el aire, y asumir que solo ese nuevo aliento del aire, esa brisa diferente de otros días, es la avenida a la que sujetar las huellas.
Pues ciertamente... no es agradable no. A mí también me ha pasado. Pero no con gente muy cercana. O muy querida. O importante. pero de todas formas, es incómodo. por lo menos para mí.
ResponderEliminarSeguro que otros pasarán del tema... y no les importará.
Algo grave ha tenido que pasar entre vosotros...
Besos.
muchos.
envueltos.