Muchos de los actos que hacemos en nuestra vida quedan reflajados en nuestro esqueleto. Parte de nuestra historia podria ser contada con la minuciosa observacion de nuestros huesos... por eso hago esto, quiero dejar marca en todos aquellos que me lean, quiero difundir uno o mas mensajes, quiero poder expresarme aunque sea aprovechandome de sistemas como este... Quiero vivir.

jueves, 17 de septiembre de 2009

A ti..

Si me odias, deberías decírmelo, si no deseas verme más, deberías contármelo, si temes romperme el corazón, deberías mirar hacia atrás y ver los pedazos que he ido regando en el camino, como semillas que crecen en los charcos.

Si me odias, puedes mandarme descuartizar con gusto. Si te asqueo puedes vomitarme como una enfermedad, si te lastimo puedes escupirme, solo así dejaré de ver mi sueño en ti, sólo hay la imagen del amor en el iris de un muerto.

Si me quieres ver morir, no lo pidas, pues es lo único que no puedo ofrecerte. Si me odias, porque no puedo alejarme, porque el final sigue siendo el mismo, si eres una estrella que se deleita con los placeres de los dioses mezquinos. No puedo dejar de mirar al cielo esperando tu caída pero es justo la incertidumbre de que no vengas el que me hace reír de miedo, esperando la lluvia.

Cada gota es una vida que se evapora pero no llega mi hora, es una espera en la que niego morir sin pelear. Si me odias, porque no puedo dejarte ir, arrancarme los brazos y ocultar mi corazón en tu caja de Pandora, para que nunca tengas que mirarlo.

Pero si acaso no me odias dame tu mano un momento ejerce en mi la gravedad necesaria para separarme suavemente déjame preguntarte de tu corazón y tu amor, las respuestas serán mensajes en una botella. Si acaso no me odias, despídeme con todo tu amor, con todo tu odio, con toda la esperanza de poder volver un día.

Donde esta mi amigo??

¿Dónde está mi amigo? A veces me pregunto…¿Quién es la amistad?¿dónde está?¿dónde habita?¿es acaso imaginaria? ¿es acaso una ilusión? ¿quién de ustedes la conoce?
Que me cuente aquel que tiene amigos, a quien sus temores se terminan al estar al lado de alguien, o que presume ser amigo.
¿Por qué llamarte amigo? Si tú mismo me traicionas, si en ti existe la maldad, o dominan los rencores. ¿Dónde estás amigo? No he tenido el gusto, ¿es acaso que no existes? ¿o no te he conocido?
¿Dónde estás amigo? Te quisiera conocer…

jueves, 10 de septiembre de 2009

Desahogo III

No, no quiero decirles que te fuiste. No, que no sepan que tu de mi te has ido. Que tu nombre en el alma me persiste, que es de amor de amores el sentido.

No, no quiero decirles que tú no estás. Difícil describir en la inconsciencia explicar que ya nunca volverás, que el dolor se aviva con tu ausencia.

No voy a decirles que te extraño, la falta de tu amor me ha hecho huraño. No sé hasta dónde estás presente, que no estás, pero mi alma aun te siente.

No quiero despertar si ya no estás, quiero soñarme que aun te tengo. No me digas que nunca volverás ¡si con tu nombre mi boca yo entretengo!.

No les diré que espero tu llamada, que la noche que se hace madrugadame allana atroz la pasión incierta dejándome el alma casi muerta.

No, no les diré que ni a mi espejo, a quien regalabas tu sonrisa, puedo platicarle ¡que es complejo!que mi vida, terminando va sin prisa.

martes, 8 de septiembre de 2009

Esta tarde ha sido duro

Esta tarde ha sido duro. Aceptar que hayamos recorrido juntos un trayecto de autobús de cerca de media hora- sin dirigirnos si quiera un saludo-, y que esa misma persona que se sentaba junto a mí era alguien que hace unas semanas me sonreía y me saludaba por mi nombre. Verlo como la imagen de lo invisible, de un cuerpo trasparente que cruza el umbral de una puerta y que se aleja, sin ser capaz de ver nada, de reconocer.

La vida ha cambiado; he aceptado que el olvido haya despedido al tiempo que creía mío. Aceptar que junto a mí, permanece el perfil helado de un rostro que era conocido. Un rostro que reconozco y al que estoy obligado a no reconocer. Contener el aliento, sentir un nudo en el estómago, tomar nuevamente el aire, y asumir que solo ese nuevo aliento del aire, esa brisa diferente de otros días, es la avenida a la que sujetar las huellas.