Surge flagrante la llama que arrasa con todo lo que su incandescente influencia y control abarca. Surge calcinando con una iluminada pasión llena de esperanza y anhelo por aquello que jamás podrá ser nuestro. No será nuestro porque la decisión no depende de nosotros. Solo podemos quedar expectantes de que la llama no solo surja en lo más profundo de nuestra mente, sino que ilumine a aquello que tan ansiosamente deseamos cauterizando así, la herida formada en nuestro interior.
Es curioso comprobar cómo afecta la dependencia social… un reclamo biológico que hemos transformado en algo que se escapa de la reproducción y la continuidad de la especie… algo que hemos alejado de lo instintivo convirtiéndolo en emociones huecas y vacías que no se “llenan” de algo hasta que no son correspondidas.
Y vivimos aspirando a esa reciprocidad, motivados a un cambio de nosotros mismos esperando lo mismo de los demás… decepcionante esperanza que nos impulsa de forma diaria a seguir intentando relacionarnos.
Empatía, reciprocidad, habilidades sociales, asertividad... menudos términos más difíciles de conseguir que se cumplan en uno, como para encima pedir que los demás los tengan en su listado de virtudes sociales.
ResponderEliminarNo te voy a decir que es mejor no esperar nada de nadie, porque no es así. Ni tampoco que nuestro estado de ánimo dependa de los demás, según como ellos estén. No. Como siempre, hay una amplia gama de grises. Hay que esperar de cada uno lo que sabes que puedes esperar, ni más ni menos. Afortunadamente, la gente da pistas, aunque así y todo te llevas chascos. Pero ese "leer las posibilidades de los demás" es bastante difícil, pero no imposible. Quizá la vida (el lado social de la vida) esté para ir aprendiendo eso mientras las decepciones nos van haciendo más fuertes.
Buf, me ha quedado en plan libro de autoayuda, pero de los malos, jeje. Espero que el mensaje, aún así, haya llegado claro.
Saludos!
Bastante claro, gracias por las molestias. Aunque aun no se muy bien como llevarlo a la practica... es algo confuso, para mi al menos.
ResponderEliminarEs confuso para ti y para todos. "Mal de muchos, consuelo de TODOS (no de tontos)". No conozco tus circunstancias concretas (te ofrezco mi oreja/ojos para leerte cuando quieras), pero ánimo, que con empeño estas cosas se solucionan.
ResponderEliminarUn abrazote!
Es que todos no nos pueden dar todo. Porque todos no tienen la misma capacidad de relacionarse.
ResponderEliminarQuizás, las relaciones son consustanciales con el hombre. Pero creo que cada vez es más complicado. Cada vez nos da más miedo el relacionarnos a tope con alguien. Tenemos miedo a abrirnos, porque tenemos miedo a enseñar lo que tenemos y que no guste. Y ponemos cortinas, máscaras, escudos para defendernos.
Pero tampoco todos son así. Encontramos gentes también que nos van mostrando que nos pueden ofrecer otras cosas... relaciones más profundas. Es no se ve al primer golpe de vista. Eso hay que ir conociendo, y dejándose conocer... y al final descubrirás a esa gente que sabe corresponder a lo que tú les ofreces. Sip.
Porque además, tienes tantas cosas que ofrecer... que muchos estaríamos encantados de disfrutarlo... sip.
heyyyyy
besos.
muchos.
envueltos.